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Esta vuelta nos mandamos un cordal (cejilla pa' los españoles) de bronce; los principios técnicos de este material aplicado responden a dos inquietudes del músico, primero que nada... el desgaste de los plásticos que suelen acomodarnos en una de las regiones de mayor resistencia a la presión y el arrastre (deslizamiento), por otro lado, también soluciona un asunto de discordancia sonora entre la nota al aire y la pisada; la pisada, al efectuarse sobre un metal (trastes) suena diferente, algo más brillante que al aire, siendo esta última un poquitillo más "dulce" o "apagada"
Si te tirás a un cordal de bronce (o cualquier otro material) siempre hay que tomar en cuenta que un instrumento tiene cierto radio en su superficie, que la pieza debe extenderse lo suficiente y debe compensar la resonancia de las cuerdas diferencialmente.
Esta guitarra en cuestión, una Schecter Omen Extreme (si no recuerdo mal) de un viejo amigo tuvo un asuntito; al tener un cordal de bronce anterior que no corresponde, y al haber efectuado un service anterior bajo un criterio incorrecto, el mástil presenta tres curvas distintas, todo gracias a una vuelta de llave equivocada y a la compensación deficiente de la cejilla. Lógicamente estamos reseteando el pobre manguito para que trabaje derecho otra vez... un poco de gimnasia... un báculo con tres cabezas de mono y la rescatamos.
N. de la R.: FONOCERONTEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!!!!!!
Linda guitarra :)
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